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sábado, 11 de octubre de 2014

Hay un sexto sentido






No conoces el tono de mi voz,
ni el timbre tan capaz de sustraer
lo incierto que te grita la hondura del silencio.

No puedes observar en mis pupilas
el reflejo de ti
cuando somos el cauce que la lluvia formó
creyéndose la sed entre tus ingles,

no bebes en mi aroma
y nunca fuimos tacto,

tampoco sé decir cuantos sentidos
saben a lo que sabes...

No me pidas que sea realidad,
otoño de Vivaldi,
ni siempre monocorde melodía
repitiendo el amor
todas las estaciones,

hay noches en que siento un escorpión
muy adentro de mí,
un ardor en la piel
que ensombrece al verano
y luego me envenena.

Desconoces lo inverso del disfraz
que me viste de nada,
sin tus jueves a medias,
con círculos cerrando mis defensas,

y es que apenas ya tengo barandal,

vertiginosa, caes,
me arrastras al confín
y yo
no me resisto,

-no tienen marcha atrás
los desenfrenos-

seamos la inquietud
que nunca los detenga,
un sobrevuelo
casi...



mmb


4 comentarios:

Marina-Emer dijo...

Tus versos tienen voz y melodia.
Solo estudiarlos.
un saludo...gracias.
Marina

Leticia dijo...

Invitación al sobrevuelo... final de un paisaje interior en el que ella lo ilumina todo. Saludos Manuel.

Unknown dijo...

Gracias por ser estudio y reflexión, Marina.

Unknown dijo...

También tú eres luz de este paisaje, Leticia.

Gracias otra vez por ser amanecida.

Un beso.