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Era un lugar vacante en mi universo
luciendo esa techumbre que fascina
cuando alcanza su cénit
la cúpula estrellada del silencio.
Y allí brillabas sola en plenitud,
ya casi amaneciendo,
rumor de los sentidos todavía,
como un grito silente
que juega con la voz antes del canto.
Manuel M. Barcia
Sin el cuento de Ada y Eva
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Hace siglos que diluyo
El alma perversa
De mis tentaciones
Y un grito sacrílego
Inundó la imaginación
De ser
El paraíso perverso en el si...
Hace 8 horas
2 comentarios:
Preciso ¡Qué bárbaro Manuel! una oda a nuestro origen y al éter en tu exquisita poesía.
También se puede ser mirada del origen en el ojo del cosmos, sí.
Gracias por mostrarme tu visión de la luz en renuevos de cielo, Leticia.
Un beso
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