Mi cómplice a diario:
Es muy poco lo hecho. Si acaso mil poemas
esparciendo palabras a modo de semilla
por los surcos vacíos de páginas en blanco
que no siempre cosechan los fértiles tributos
del germen hechizado que la musa propone.
En el justo balance que otorga recompensa
a quienes por la gloria han sido derrotados,
cierro todas la puertas que puedan dar salida
a honras y laureles cuyo destino fuese
la intención de crear lo estéril en la fama.
Espero, sin embargo, poder desvencijarlas,
porque a veces la magia tan sólo es desafío,
donde osa el poeta, - como algo inevitable -,
ser alma en su presagio y el dios que la recrea.
Manuel M. Barcia
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