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Una luz te delata
dibujando el deseo
con la cómplice risa de tu sombra.
El sol está detrás, secreto de la imagen
que rinde culto eterno a las diosas
y se ausenta, sin cielo,
lastrado por la noche y las estrellas.
Contemplo con asombro el espejismo,
cada signo de ti, nuestro universo,
tu pulso y mi alma, tan cercanos,
el místico placer del existir.
Y el instinto del viento me sedujo,
latido de mujer,
remoto, intangible,
azul mediterráneo que te informa y recrea,
/crepúsculo en mis alas/,
como un imperceptible atardecer,
como un abrazo leve
asido por un ángel a tu vuelo.
Manuel M. Barcia