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Una luz te delata
dibujando el deseo
con la cómplice risa de tu sombra.
El sol está detrás, secreto de la imagen
que rinde culto eterno a las diosas
y se ausenta, sin cielo,
lastrado por la noche y las estrellas.
Contemplo con asombro el espejismo,
cada signo de ti, nuestro universo,
tu pulso y mi alma, tan cercanos,
el místico placer del existir.
Y el instinto del viento me sedujo,
latido de mujer,
remoto, intangible,
azul mediterráneo que te informa y recrea,
/crepúsculo en mis alas/,
como un imperceptible atardecer,
como un abrazo leve
asido por un ángel a tu vuelo.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Bejuco silvestre en invierno", de Geoffrey Hill (Gran
Bretaña, 1932-2016)
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La vieja dicha del viajero aparece,
desnuda,
como una flor de espino
mientras el coche ingresa en la ciudad
entre borrosos pormenores…
Liana silvestre vert...
Hace 6 horas
4 comentarios:
Vuelves,
y como el viento revuelves
y traes esa bocanada de aire fresco,
y tu poesía se hace leve,
amable, hermosa.
Y yo me siento muy contenta por ello. Mavi
Gracias por tus palabras, Mavi. Me hace feliz tu presencia en estos versos.
Un beso
Es precioso, Manuel.
Tu poema hace suspirar.
Un beso de meiga
Ana
Viento, lluvia, niebla... Señales de frecor no duradero, como el aire que emana de un suspiro...
Gracias por tu aroma en estos versos, meiga.
Un beso
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