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Alguien afila el rostro,
enmascara su llanto en soledad,
mastica el hambre,
tan huérfana la piel,
tan labio la sonrisa de su carne.
A veces, el dolor,
alivia la vergüenza de las almas.
Manuel M. Barcia
El deslumbramiento
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El canto en las arterias que agita la sangre
con melodías que bullen
como ángeles festivos
por el andén de mi cuerpo.
Un ardor de llama en la lu...
Hace 6 horas
4 comentarios:
Manuel, cada vez eres más poeta.
Concha dixit.
También encuentro tu estilo en este poema, donde el dolor ajeno se reconvierte y lacera hacia dentro.
Un poema muy bueno.
Un abrazo.
Y tú más azul mediterráneo, Concha,
más sueño de la mar.
Un beso
Gracias por tu paso, Perfecto. Te leo.
Un abrazo
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