---
La época de grandes aventuras
nos hacía misterio,
leyenda del confín por explorar,
lo que hubiera soñado la noche adormecida
creyéndonos luz
y la fertilidad en donde solo encumbra la epopeya.
Entonces, la pasión,
suicidio de mujer,
gruta sumergida en la piel
aflorando lo épico de mí
bajo la encrucijada de los sueños.
En la orilla, el volcán,
ingrávido fluir de la ceniza
que me abisma sin fuego
y tú, el resplandor,
libre de ensoñaciones como el viento que ama.
Manuel M. Barcia
El nombre de las cosas
-
Como en un filtro de voces nuevas tamiza el tiempo
la lluvia del ocaso, le da el vigor atemporal del aire
en la vaga sombra del recuerdo, vienen caballo...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Ese fue el gran dilema... "creer" que no existía lo imposible.
Besos
Existe y espera.
Un beso
Publicar un comentario