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Voy a extender los días con la lengua en tu nombre
y el fruto que perdura entre mis labios
de ardientes amapolas.
Ha sangrado tu voz
la tibia soledad de nuestra piel
y la respiro
y la oigo gemir
bajo un llanto incesante,
todo diluvio en ti;
soy náufrago en la noche
y tú siempre amaneces
y me salvas.
Manuel M. Barcia
Tus dieciocho años
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Tu verdad bruna se esconde entre las sombras de un pasado feliz.
Igual que en el tallo de la flor crecen las espinas del tiempo
de tu cintura nació la ...
Hace 1 hora
4 comentarios:
Precioso poema, Manuel. Como siempre, te lo aplaudo.
Un abrazo.
Suave lectura.
un abrazo
Simbólica y contradictoria como el amor, esa voz que sangra y gime y amanece y salva de naufragios personales.
Por aquí ando, Manuel, perdiéndome en los archivos. Hay mucho interesante y hermoso.
Abrazo.
Amanecer para ser salvado, un hermoso sentimiento éste.
Un abrazo
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