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Quise abrir los cerrojos del alma,
mirar quién soy, saber si fuimos sueño,
para determinar
los instantes sombríos,
o aquella luz que hemos sido siempre:
las noches que vendrán, pasión y madrugada.
Era una puerta herida,
cerrándose, como el dolor se cierra,
condenada a ser huella de lo eterno,
ese último umbral de los que aman,
cicatriz sin remedio.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Querido cielo", de Taghrid Abdelal (Palestina, 1984)
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Miraré a tu espalda
si te acercas aquí abajo un poco más.
Dios está demasiado lejos como para darse cuenta.
Ven más cerca
para que los credos tejan tu verd...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Es bellísima.. dulce... muy dulce..
un saludo... gracias por tu paso por mI Mirada... siempre es agradable recibir nuevos amigos..
Al alma jamás hay que ponerle cerrojos.
Es casi lo único que tenemos libre capaz de escalar incansable...
Un beso.
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