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domingo, 22 de julio de 2012

CONVERSANDO QUIMERAS



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Mis huellas suplicantes en la roca,
venerándote aún,
igual que un insomne a lo perdido.

Porque allí siempre soy
esa sombra inminente
que anida junto al mar y nos reúne

y ese haber parido sensaciones
con secretos de amor
traídos por los vientos a la orilla.

Sin embargo, no estás.
Ya es hora de partir
fingiendo nuestro adiós.

Y a lomos del crepúsculo, marchaste,
sin mirar hacia atrás,

paseando con garbo tu luz entre quimeras.





Manuel M. Barcia

2 comentarios:

Gil dijo...

Las despedidas y la ausencia simpre dejan ese mal sabor a soledad, y lo dices muy bien en estos hermosos versos mi estimado Manuel.

Un abrazo

Unknown dijo...

Hay más nostalgia que afán de despedida en este diálogo de mí con las quimeras, Gilberto, pero gracias por compartir estos instantes de soledad.

Un abrazo.