---
Vocación de sentir,
con la inocencia intacta,
así en mi corazón lo verdadero.
También puedo ser cínico y cruel,
de los sueños telón,
y de los que desaman
la maldad en constante desafío.
Son poco respetables mis querencias
si traspaso la línea divisoria
de lo que me remansa sin pudor,
-demoníacamente tesitura-
a fuerza de mortales dentelladas
en lo que no idolatro,
o el tiempo que se fue
tras el eco de córvidos graznidos.
A solas me avergüenzo de mis males.
Con un lápiz, papel y gritos de conciencia
intento redimirme,
y escribo a zarpazos, sin pensar
si soy mano en la bestia
o cabe todavía la emoción
en la paz que recojo.
...Tal vez exista en mí alguna esfera
donde sea posible anidar
sin señales de antiguos dinosaurios.
Manuel M. Barcia
6 comentarios:
No seas tan duro contigo mismo.
Hasta los neardentales tendrían corazón,sufrirían,reirían y estoy casi segura de que soñaban con emociones por descubrir.
Besos.
La conciencia a veces nos exprime demasiado Manuel, y hay que saber decirle que a veces tambien se equivoca.
Un abrazo
Manolito, saludos desde mi bestia a este poema que como todos los tuyos, es sensiblemente humano.
Hoy toca abrir la mente, Marinel, aunque muerdan las contemplaciones.
Un beso.
Y si se equivoca, por qué le llamamos con-ciencia?
Será que todo en la vida es un cálculo inexacto...
Gracias por tus palabras; Gilberto.
Un abrazo.
Es un regalo tu presencia, Gavrí, y un inmenso honor que te agradezco, Cordobés.
Gracias por acariciar mi parte animalista.
Un abrazo.
Publicar un comentario