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Caminaba la luz por sendas milenarias
la edad inexplicable del prodigio
sin nadie a quien amar
eternamente.
Liturgia en su quietud
la huella de los mayas y el tiempo inacabado,
las descelebraciones.
Y al fin pude avistar la ensoñación
y tu origen: la semilla del fuego;
ardor de lo infinito en mi memoria.
Sin embargo,
yo he de ser infiel,
apagar esta llama enfebrecida
que de ti se alimenta,
la lujuria en los dos,
el éxtasis, la música,
el olvido...
poética de mí en el desencuentro.
Manuel M. Barcia
Con la mirada perdida
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Te recuerdo
Frente al local de ciencias humanidades
Con el rostro partido
Y perdido en el horizonte
De la guerra
Que nos agrieta el...
Hace 11 minutos
3 comentarios:
Qué gusto encontrarte en tu poesía y en mi blog. Son hermosos tus versos, la semilla que dejas.
Abrazo inmenso.
la palabra hecho verso... muy buen blog el que nos compartes, es un placer leerlo y leerte... Un abrazo hasta alli.
Juan José Cautivo
Profudos versos repletos de sentimientos, placer para el alma.
Un abrazo
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