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Apenas la pulsión del vientre que se abre;
el instinto perenne que aprisiona
nuestra mitología.
Rehacerte vital
en lo salvaje del deseo,
el placer de los dioses,
huellas de plenitud
y laberinto
... mientras arde la lluvia.
Manuel M. Barcia
Fantasma de tinta y café frío
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-Mañana
Las flores abren sus corolas al sol
Pequeñas bocas que tragan luz
Las lápidas, mudas pianolas,
Guardan canciones
Que sólo el mus...
Hace 2 horas
4 comentarios:
No hay lluvia capaz de arder sino esa:
La del deseo.
Otro beso.
El deseo puede llegar a ser todo lo salvaje que queramos, es un torrente que se lleva todo por delante.
Un abrazo
El último verso ¡apoteosico¡
Un abrazo.
Todos los poemas son muy bonitos, tienen una extensión perfecta para la vista y los sentidos. Gracias por tu creación, he disfrutado mucho con todos, pero este... ¡este es el mejor!
un saludo
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