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Por más ritos salvajes que mi cuerpo te ofrezca
no podremos salvar las aguas que se rompen,
esa fuente que somos
de sed inextinguible,
manantial de la luz,
certidumbre del fuego que arde la memoria
y nos incendia.
La brasa en el olvido
y el resplandor,
el oasis que anega
las sábanas sombrías.
Manuel M. Barcia
Ya no habrá labios para el silencio
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Ya no habrá rostro en la mirada,
ni tacto en lo imaginado.
Solo el eco de un día
que germinó sin causa,
un aprender a amar
en la geometr...
Hace 11 horas
2 comentarios:
Hermoso tu poema!
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