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Soy nota de un acorde incompleto
que viene a socorrernos
pulsando el corazón de tu silencio,
inmerso en nuestra orquesta que amanece.
Ya no tienes poder para ausentarte,
y guardas sin embargo en la frontera
los cantos que anteceden al milagro.
Una misma pasión nos instrumenta
mojados en la piel que compartimos,
rebosante de humedad
la sed en donde beben las entrañas.
Y de pronto surges tú,
la alegría inundada de deseo,
compartida, ansiosa, desbordada,
entonces manas agua enfebrecida,
tus hilos conductores me recorren,
y en el cauce de los dos, sólo espero,
que la lluvia sensorial sea tuya.
Manuel M. Barcia
Un día ante el espejo
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Te verás como pájaro ido.
Te sentirás noche.
En tu mirada
no asomará
el futuro.
Ese será el instante
en que descubrirás
que la vejez
ha l...
Hace 13 horas