Me pisa una manada de elefantes
rompiendo mis entrañas a trompazos
El sueño me apabulla,
como si el universo me aplanase,
como si todo el cielo condenara
mi retiro del mundo y su existencia
Y fuera mi verdugo y mi castigo
cuando sólo en las letras de la ira
se asientan las fronteras de los males
con saña y energía de tornado
El banco de juicios y ruinas
me sienta como único testigo,
sin crédito ni aval que garantice
que cuando se despierten los dolores
mi ansia se refugie en el olvido
No existe sin embargo amnistía
para las pesadillas que dan vueltas
y giran en el eje del vacío
Y cargo solitario en los hombros
toda esta puta crisis
llevando hasta el crepúsculo mi pena
Dormiré sobre un lecho sin puertas y estrellado.
Mañana me levanto más temprano,
con el amanecer sobreviviente
y algo metafísico en mis venas.
Manuel M. Barcia
4 comentarios:
Un gran poema, Manuel.
Un beso
Ana
Absolutamente excelente!!! esa es la magia que yo le exijo a las palabras como lectora, que se rompan y se rienventen para ser capaces de hacerme viajar por otras sangres y otras venas...
Un abrazo
Marian
Me alegra que te guste, Ana.
Un abrazo
Manuel
Inyectas emoción y adrenalina en mis arterias, Marian.
Gracias por viajar en compañía de estos versos, por estar, por tu entrañable ternura y por alegrar mis adentros.
Un abrazo
manuel
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