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La cruenta conversión del agua en fuego,
la médula y la sed,
la dulce mansedumbre que posterga.
Dos lenguas tan ansiosas de lamer lo insaciable,
la voz de los suicidas que se ahogan,
un grito impronunciable en la garganta.
No es fácil silenciar los gemidos sin dueño,
el instinto voraz de ti sobre mi piel
insaciable, vital,
tan proclive al amor,
solsticio en la inmersión de tu verano.
No es fácil discernir tu muerte y la ternura.
Manuel M. Barcia.
Poema del día: "Hormigas", de Jacinto Fombona Pachano (Venezuela, 1901-1951)
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Las torres y los edificios
más viejos y más altos, creían
que todo era de dulce.
...Por las hormigas.
Que bastaban unas cuantas gotas
en el mapa...
Hace 9 horas
2 comentarios:
Qué bien escribes, Manuel.
Te dejo un beso de meiga
Ana
Es un elogio inmenso viniendo de una musa como tú...
Gracias por tu cálida palabra, meiga.
Un beso
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