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A veces, desamor,
resulta ser un arma de dos filos,
el útil necesario para untar
besos en mantequilla
con apenas el roce de unos labios
de ceniza y salitre,
o el hiriente puñal
que sangra un divorcio en el juzgado
con jirones del alma en la memoria.
Escribo tu epiafio en son de paz,
un verso a vuela pluma
de ti en mis arrebatos de pasión
desposado civil,
ya desarmado
y un augurio invasor:
lo amado nunca muere,
revive solamente.
Manuel M. Barcia
Ser de nieve
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En lo hondo, en lo más hondo de ti
conservas el misterio que da razón a tu vida.
Puede ser el último aliento de un animal herido,
el haz invisibl...
Hace 3 horas
4 comentarios:
Lo amado nunca muere, así es.
Depende el caso, lo amado se queda bien guardado en un rincón de la memoria.
Besos
Tu poema está cargado de emotividad.
El desamor son las espinas de una rosa que nos lastiman al pretender cortarla.
Un saludo.
Como un ángulo oscuro que ilumina la ausencia, sí.
Gracias por dejar este suspiro.
Un beso
Esta es una rosa sin espinas, Carmen, sólo sangra amor con los pétalos heridos.
Gracias por venir.
Un abrazo
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