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Por más ritos salvajes que mi cuerpo te ofrezca
no podremos salvar las aguas que se rompen,
esa fuente que somos
de sed inextinguible,
manantial de la luz,
certidumbre del fuego que arde la memoria
y nos incendia.
La brasa en el olvido
y el resplandor,
el oasis que anega
las sábanas sombrías.
Manuel M. Barcia
En el oído de las noches
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Me robaron las lágrimas
El día que te vi partir
Al cielo,
Desconocido mundo
Del sentimiento
Ahora
Estoy desnudo
Esper...
Hace 4 horas
2 comentarios:
Hermoso tu poema!
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