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¿A dónde va un adiós
cuando ignora el destino?
¿qué lugar elegir para quedarse?
¿y cómo ser ahora
toque del mediodía
sin que sean campana nuestros sueños?
En la meditación he de encontrar
convicciones de luz
y el instinto que a solas le acompaña
posando sobre ti su tesitura.
En esta mansedumbre
yo nazco un nuevo sol,
tú renuevas el aire,
después somos origen de la física
que ardió los elementos
y también esa duda existencial
que jamás amanece
¿acaso a mí me importa?
la eternidad nos cumple
cuando nada es amor en lo esperado.
mmb
2 comentarios:
Este poema es de los que impresiona , parece que todo está oscuro y luego no es así.
Un beso.
Me alegra que la luz te haya abierto sus compuertas, Amapola.
Un beso.
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