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Alabar, bendecir y predicar
es lema dominico,
también una liturgia en esta espera
si es lágrima el amor
y sin desdicha.
Yo nunca pude ser en ti la unción
del agua con la sal,
desborde de pasiones
ni un atisbo de luz
capaz de nuestro ardor en el verano.
Solo intento cumplir con la celebración
de saberte poema,
o simplemente autor en compañía
de alguno de tus versos,
quizá porque nací para robar topacios
y luego amanecer
tu jardín de las rosas
con lluvias de silencio,
ese temblor apenas
que llora soledades
para ver en qué acequia construirnos
sin ser nunca derribo.
mmb
4 comentarios:
" nunca derribo", me quedo con estas palabras maravillosas, gracias.
Precioso poema Manuel.
besitos
Mavi
Me alegra tan víctima en tu robo, Amapola.
Un abrazo.
Hacía tiempo, Mavi. Gracias por venir.
Un abrazo.
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