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Quise abrir los cerrojos del alma,
mirar quién soy, saber si fuimos sueño,
para determinar
los instantes sombríos,
o aquella luz que hemos sido siempre:
las noches que vendrán, pasión y madrugada.
Era una puerta herida,
cerrándose, como el dolor se cierra,
condenada a ser huella de lo eterno,
ese último umbral de los que aman,
cicatriz sin remedio.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Nocturno de una playa en invierno", de David
Mourão-Ferreira (Portugal, 1927-1996)
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Rechinan los barcos en la sombra,
como puertas mal cerradas,
por la noche destrozadas
en el secreto que las deslumbra
Rechinan los barcos, y el viento,
co...
Hace 9 horas
2 comentarios:
Es bellísima.. dulce... muy dulce..
un saludo... gracias por tu paso por mI Mirada... siempre es agradable recibir nuevos amigos..
Al alma jamás hay que ponerle cerrojos.
Es casi lo único que tenemos libre capaz de escalar incansable...
Un beso.
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