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Apenas la pulsión del vientre que se abre;
el instinto perenne que aprisiona
nuestra mitología.
Rehacerte vital
en lo salvaje del deseo,
el placer de los dioses,
huellas de plenitud
y laberinto
... mientras arde la lluvia.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Nocturno de una playa en invierno", de David
Mourão-Ferreira (Portugal, 1927-1996)
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Rechinan los barcos en la sombra,
como puertas mal cerradas,
por la noche destrozadas
en el secreto que las deslumbra
Rechinan los barcos, y el viento,
co...
Hace 12 horas
4 comentarios:
No hay lluvia capaz de arder sino esa:
La del deseo.
Otro beso.
El deseo puede llegar a ser todo lo salvaje que queramos, es un torrente que se lleva todo por delante.
Un abrazo
El último verso ¡apoteosico¡
Un abrazo.
Todos los poemas son muy bonitos, tienen una extensión perfecta para la vista y los sentidos. Gracias por tu creación, he disfrutado mucho con todos, pero este... ¡este es el mejor!
un saludo
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