*De tus atardeceres
los reflejos ardientes acometen
en los brazos espirales de Plutón
Y apenas el silencio
se proclama en instantes
que nunca imaginara
Surges de un orbe invisible y desnudo
a medida que el misterio asciende
en raptos de aire tu vuelo fugaz
Bajo la luna llena
desembocas en el centro del mundo
Y no te quieres morir,
has de yacer en tu reflejo de luz
en destinos cegados por el fuego
Es muy larga la noche,
detenemos el tiempo,
todo lo que mueve el vaivén del sueño
Y te llevo en mi sombra a ningún sitio,
cosida a mi deseo, a mi hambre,
tal vez a la locura
que el sexo colorea de arcoiris
Pero no olvides que somos siluetas
Si pudiese rozar tu contraseña,
si tuviese una clave tu costura...
Ya le he dicho al alma quién es tu cuerpo
Como gime de placer...
Como es una diosa fuera del templo
Sin embargo, he cantado a la guerra,
y desciendes música en tus párpados
entre la niebla que abre paso al fulgor
cuando mis labios sólo besan tregua
Y en tu luz donde el sol nunca amanece
la quietud de la noche es mi tumulto.
Manuel Martínez Barcia