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viernes, 17 de octubre de 2008

LA PUPILA DE LA SOMBRA

*
Esta muerte voraz que me circunda
como única y leal compañera
que apura sorbo a sorbo la agonía
del último despojo en mis entrañas,

Es la voz que reclama sangre negra
en busca de su origen
en la orilla que nunca tuvo eco.

Embarca tus rencores sin adioses;

Para el resumen de cívicos pasmos,
no me preguntes nada,
prefiero no ignorar porque te quiero tanto,

Porque nadie puede saber
que se siente en una misma entrega
cuando tañe el viento miedo y olvido
sobre el lecho desnudo del silencio,

Porque quiero yacer en la tristeza
que solloza mi mirada enlutada

Porque muero con causa
cuando llega la luz de tu recuerdo
al oasis de un árido desierto
que no colma la sed
que habita la conciencia del vacío.

Y sin embargo,
aún veo las estrellas de tus ojos
en la herida de un cielo de arcoiris
que tiene la pupila de la sombra.




Manuel Martínez Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Intenso poema que recorre casi todos los espacios de la cartografía emocional.

Las pupilas siempre son negras.

Pero por ellas pasa la luz y se produce el milagro de la percepción del mundo.

Un beso entre palabras
Ana

Unknown dijo...

Agradezco mucho tus palabras, Ana.

Un beso
Mannuel