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Un deseo enfermizo de apresar lo huído
ése que nos atrapa
en sus latidos con alas en la piel
volando a cualquier hora
en tiempos que no existen
o que siempre sucede aunque te alejes
siguiendo el porvenir de otro misterio
que rija nuestros actos
que es fin para sus fines,
sin ser testigo ni forma en la pulsión,
tan sólo su materia en lejanía
Este soborno alzado a la esperanza
es la danza recíproca del miedo
que baila en su espejismo
cuando sólo refleja la culpa su impotencia
Y nos convierte en sueño,
en seres oníricos
atrapados en pactos del engaño
tan ilusos a veces,
sujetos a la nada prometida;
atados a esos otros,
los insaciables.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "Bejuco silvestre en invierno", de Geoffrey Hill (Gran
Bretaña, 1932-2016)
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La vieja dicha del viajero aparece,
desnuda,
como una flor de espino
mientras el coche ingresa en la ciudad
entre borrosos pormenores…
Liana silvestre vert...
Hace 6 horas
1 comentario:
Me pregunto quién o quiénes son los insaciables.
Bellísimo e intenso poema. Escrito de un modo absolutamente impecable.
Enhorabuena
Un beso insaciable
Ana
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