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Agoniza el tiempo exacto en su sudor,
y en la inmóvil ceguera del silencio
duerme el sueño en su ideal.
Gastada la energía
sólo queda el porvenir.
Y en su naturalismo
el fantástico encanto
de aceptar los instantes
con rumbos hipnóticos
en su ávido fluir,
Hacia caóticas generaciones
de avaros pródigos y viceversa,
Que son en su reflejo
una misma realidad,
jugando con la muerte
que anida en las ruinas.
Manuel M. Barcia
Poema del día: "La mesera", de William Carlos Williams (Estados Unidos,
1883-1963)
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No viveza (ni hace falta), sino
el silencio de sus maneras, ojos grises en
una espesura de pestañas negras.
Los ojos mir...
Hace 4 horas
2 comentarios:
Bello aunque muy triste poema, Manuel.
Un beso
Ana
Sí, el juego al límite siempre desemboca en los umbrales de tristeza, Ana.
Un beso
Manuel
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