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Debía ser la vida,
aquel presagio mío por el tiempo vencido
Se muda la realidad
soñando otro deseo, a cambio de un despertar
que elige fugazmente los atajos
Su luz
medita qué hacer
débil en su sombra
Su voz
se apaga en el silencio
víspera de la nada
Surge de cuando en cuando su desnudez
con pasos vacilantes
mientras se hace confortable el vacío
Y es más ciega,
más cómplice la noche,
cuando cierran los sueños las pestañas
y siguen girando
en busca de la luz los desconsuelos.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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Hace 13 horas
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