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Con la mirada acuosa del vértigo
me sumerjo en el núcleo del océano vírgen
donde los peces hombre
se abisman al silencio inexpugnable.
Y era todo plenitud
inmersa bajo olas que sustentan
sediento atardecer entre sus sales,
y vestigios de quietud
en bellos arrecifes coralinos
que tienen por frontera
un universo de mar.
Naufrago entre las algas del misterio,
intuyo lo que fui sin voz ni llanto,
cuando bebe mi memoria en la fuente
que sangra al paraíso submarino
en toda su hermosura,
como aquella eternidad que fluía
soñando en la humedad sus desnudeces,
mientras siento en mi pulso,
el pálpito del agua
que transporta la sed a mis agallas.
Manuel M. Barcia
Autorretrato frente al espejo
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La mirada oscura no ve los sueños que vendrán.
Mis pómulos lívidos de ansiar la noche en que los poemas maduran.
La boca fruncida como un sello que g...
Hace 52 minutos
2 comentarios:
Bellísimo poema. Lirismo hondo, mundos misteriosos submarinos en tu pluma ondulante y cadenciosa.
Un placer, Manuel.
Enhorabuena
Un beso de sal
Ana
Es grato saberte inmersa en estas profundidades, meiga.
Un beso sial
Manuel
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