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Escucho muy adentro
la música callada de tu vientre
mientras gime la noche
Una sombra sin cuerpo me acompaña,
y su latido, como un corazón insomne
encerrado en sí mismo
Tenías un forma diferente de mirar.
Mostrabas en tus ojos
imágenes de sueño que iluminan lo interior,
despertando emociones
que fueron aventura ante el enigma,
vestigios de soledad
de una sinfonía entre nosotros
que encamina su luz imperceptible
hacia orillas ingratas del olvido
Y despiertan los sueños.
Ya no puedo volver
ni sentirme más lejos
Cuando se muda el silencio de lugar,
no hay palabra capaz en su enunciado
de nombrar el vacío tan profundo
que excava la oscuridad
al gritar tu inexistencia...
Eras un paisaje de tristeza
de espaldas al amor,
dibujando crepúsculos de arena.
Manuel M. Barcia
Lazos de sangre
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En las palpitaciones de la sangre hay ecos invisibles
de antepasados cuyo nombre fue herencia añeja,
el color de la tez, la familiaridad de los iris...
Hace 4 horas
3 comentarios:
Inmenso poema, Manuel.
Qué bien escribes. Tu palabra destila sentimiento y belleza.
Un abrazo de sueño
Ana
Exageras, pero gracias por la intención de tus palabras, meiga.
Me gusta que te gusten estos versos.
Un beso
Manuel
No, no exagero. Simplemente digo lo que me parece.
Un beso soñador
Ana
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