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Declinas el amor en subjuntivo,
como un tiempo imperfecto
escogido al azar en los pregones
que anuncian los festejos de la sombra
Y sin embargo,
fuiste tú quien inventó
los días contrafácticos del sueño,
como algo posesivo de esclava servidumbre
en todo lo que es juego entre tus manos
No hay restos de lo amado, ni azahar en las ventanas,
cuando el último tren de mi memoria
circula sin raíles ni vagones
bajo el cielo sombrío
que es único testigo de tu ausencia
Sigue la misma luna,
la que queda después del espejismo,
el espectro suspendido de la luz
que oculta en los enigmas de la noche
el rumbo de nosotros
Y queda la inocencia de algún astro
con rostro moribundo
mirando ese silencio de la tierra
que es árido desierto sin atajos,
mutante abecedario de imposibles
en los andenes del mar.
Manuel M. Barcia
Lazos de sangre
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En las palpitaciones de la sangre hay ecos invisibles
de antepasados cuyo nombre fue herencia añeja,
el color de la tez, la familiaridad de los iris...
Hace 3 horas
2 comentarios:
Manuel:
El sueño suele dar paso al amor compartido y real. Si no hay paso alguno viene la locura. La locura es más peligrosa que la muerte o que la ausencia.
Un poema absolutamente genial, aunque triste. Totalmente triste.
Ya sabes que te admiro
Un beso
Ana
La tristeza es un estadio creativo en el alma de un poeta, Ana.
Gracias por venir.
Un beso
Manuel
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