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Me miro ante el espejo,
por tener una excusa en mi memoria,
buscando en las raíces del orgullo
las sombras invisibles de lo que algún día fui
Perdido ante mis ojos
nada tengo que esperar de mí mismo
Y gira el mundo al revés,
todo vuelve al origen,
la vida es posible con tu imagen
que sólo yo descifro entre la bruma,
aquel tiempo de luz y de perfume
que resume el placer de la belleza,
este tiempo heredado de caricias
que caben en el cuenco de una mano
sino fuera una garra quien lo apresa.
Las huellas del pasado que no vemos
son el rastro de la nada,
y la búsqueda también
del sueño que atestigua la existencia
y sostiene al deseo a duermevela.
Manuel M. Barcia
Lazos de sangre
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En las palpitaciones de la sangre hay ecos invisibles
de antepasados cuyo nombre fue herencia añeja,
el color de la tez, la familiaridad de los iris...
Hace 3 horas
2 comentarios:
Manuel:
Deseo a duermevela...qué bonito.
La verdad es que todo lo que escribes es de una delicadeza absoluta.
Un abrazo de lluvia
Ana
Es muy grata para mí tu presencia en mis deseos.
Gracias por estar.
Un beso volador
Manuel
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