Penetro tu misterio tan adentro
que imagino la sombra de tu vientre
en abismos de luz que te proclaman
Ingrávido en el seno que me acoge
persigo casi a ciegas
la sal y los destellos de tus ojos,
ya tan náufragos en mi,
huidos hacia lúbricos presagios
que conducen al llanto a los desiertos
con ríos encendidos y alocados
en éxtasis de amor que te envolvía
En el poder del fuego aprisionado,
mi sangre es la semilla del vencido,
solitaria y larvada en tus entrañas,
con mi cuerpo en ti desenvainado
y paisajes con balcones de mujer.
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
Encantadores balcones.Igual perfumados de aires de flores amanecidas.
Sutilmente sensual.
Me alegra que te gusten estos versos, Paloma.
Gracias por llenarlos de poesía.
Un beso
Manuel
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