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domingo, 12 de junio de 2011

QUEDA UN NUDO DE SOMBRAS SALVAJES

...


Como un diluvio yerto en la quietud,
vapor y piel. Como lágrima insomne,
fluye la sal. Y la imagen de ti
disuelta en la mujer. Espejo en la memoria
que brota por el aire los cauces migratorios
de la luz. Y tras él nuestros sueños
y el deseo, la pulsión rebosante de lo amado,
reflejos que perviven la existencia.
Como un volcán inerte se apaga nuestro amor.
Queda un nudo de sombras salvajes
en la bruma. Y el vértigo inasible del recuerdo
durmiendo en soledad. Queda la noche,
nuestro ardor, la ceniza.



Manuel M. Barcia

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