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No está en tu arquelogía lo que sueño,
sino en mi corazón,
en su latir,
la incierta plenitud de la memoria
cuando yo era el viento
y tú cauce de un río inevitable
que amanece en el llanto,
-tan abierta-
resumida en calor.
Y fuimos conjunción del aire y el agua
y el vértigo desnudo de la sombra,
camino hacia la luz.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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La sobriedad espiritual
Es un segundo de inocencia
Descubriendo la intelectualidad
Del grillo que canta por las noches
Noches de luna ll...
Hace 4 horas
1 comentario:
!!Guay!! o sea PRECIOSO.
Un abrazo en el aire Manuel.
Mavi
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