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Será que tu corral tenía un gallo
especialista en última pelea;
a ver si no por qué tanta jalea
con rimas sin razón que no me callo.
A veces no es la flor quien sube al tallo,
tan sólo es del arbusto una tea,
que hábilmente así no se marea
oyendo carcajadas de urogallo.
Será que soy feliz en lo que brota
en las horas de mí sin procedencia
y obstinada fe por los tumores.
El tiempo del amor nunca se agota,
sin embargo, eres tú la consistencia
de todo lo que causa esos temores.
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Si hablamos de chorradas con valor,
que fluya por el mal olvido apenas,
o el río que remansa las arenas
con aguas transparentes sin dolor.
No soy yo del triángulo el olor
que trae a las Bermudas las ballenas,
tampoco soy besugo con antenas
que distinga tu luz de otro color.
Por eso bajo lluvia te persigo
buscando la frescura en otras fuentes
que alivien del amor mi desnudez,
ya bien tenga del crimen mi castigo,
o sea de los tiempos inclementes
demanda sin juicio en la mudez.
Manuel M. Barcia