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Del vértice oriental de las Bermudas
irrumpieron silentes melodías
y cánticos con voces de sirenas.
Gráciles aletas de un delfín me señalaron
remolinos girados
por las inanimadas energías
que abisman la quietud de los atlantes,
y luego su memoria,
mentes y calendarios de la edad sumergida
en confines eternos.
Tan náufrago el enigma tras de mí,
despertóme del sueño;
sólo las gaviotas traspasando
oceánicas fronteras.
Mientras yo navegaba
resplandores de sol,
tumbado con pereza en los Sargazos.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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La sobriedad espiritual
Es un segundo de inocencia
Descubriendo la intelectualidad
Del grillo que canta por las noches
Noches de luna ll...
Hace 9 horas
4 comentarios:
!!QUE GUAI!!
Con qué sencillez explicas,
lo inexplicable.
Por eso un premio.
Un abrazo de OSO.
Felicidades. Siempre sugerente con tus propuestas, Manuel.
Salud.
Julio G. Alonso
Gacias por este amable galardón, Mavi.
Un beso
Siempre es un placer tu visita, Julio.
Gracias por tu cálidas palabras.
Un abrazo
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