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Las luces desperezan al poema
y se alza el verso.
Una hilera de ayeres
desfila por el árido desierto
su próximo fulgor.
Yo sé que tras la sombra de las velas
la mente se ilumina,
los sueños atraviesan lo prohibido
y arden lo que siento.
Qué fácil escribir los esplendores
cuando brotan del fuego
las sílabas que crean las palabras
como lunas crecientes.
Los huéspedes de cera
atraviesan la noche
y juntos clarifican los rincones ignotos
que yo cerré a sabiendas
con páginas de olvido para siempre.
Y dentro de mí mismo
pueblo de soledad lo que no existe.
Manuel M. Barcia
Mi vida es demasiado egoísta, pero qué puedo hacer
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Una catástrofe en algún lugar del tercer mundo,
un político más pillado con las manos en la masa,
los poderosos y su ego desmedido, otra muerte
por vi...
Hace 5 horas
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