NOTAS A MÍ MISMO (III)

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* Reír,  mostrarle al espejo dientes blancos mientras pueda.

(no olvidar dentalux, tampoco el empaste de la muela)






* Sueños,  mirar en los apuntes su partida.

(el día que se fueron no acudí a la despedida, estaba refugiándome en los míos)






* Volver,  pero sólo si puedo alcanzar a esa yegua veloz, trotar el salvajismo a su paso, montar en la pureza de su sangre, volar entre sus muslos azorados toda la primavera.





Manuel M. Barcia

DESEMBRUJO Y ESPINELA

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De improviso fuiste un día
la enemistad competente,
como un diablo en mi mente
descifrando lo que ardía.
No era luz en poesía
el sentimiento profundo
ni el misterio del submundo
quien al Averno arrojó
sin alma, sin mi otro yo,
el desquebranto infecundo.



Manuel M. Barcia

CLOSED

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CERRADO POR DISFUNCIÓN

(DISCULPEN LAS MOLESTIAS)

LA DESCENDENCIA

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No importa que lo impuro
contamine la luz de tus adentros,
sangrándote, la pelvis malherida,
sin ritos o esperanza que ofrecer
ni blancura de amor,

la descendencia;

porque diosa  serás mía,
plegaria eternamente y nunca.



Manuel M. Barcia

DE ÍTACA, AL REGRESO

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Ahora entiendo que Ítaca no fuera
la luz de mi destino.

Es preciso indagar el métis de Odiseo
para encubrir
la razón del auténtico placer que fue su desventura.

Mientras soy unicornio
caen del cielo los ángeles dormidos
a la emoción secreta del pecado,
donde fui mercader de la experiencia
de ser sin compañera prisionero de amor
en cárceles lejanas,
para aprehender las ilegalidades
de algún dios que pretenda,
metamorfoseándose otra vez en mil seres distintos
gobernar desde mí,
ahora Poseidón por mis rutas airado,
o cíclope sin voz en mis pestañas,
mirando alrededor
una vida sin nada que ofrecerme,
tan sólo un espacio que anidar,
pájaro sin vuelo;

con alas, no me hubiese tan partido.



Manuel M. Barcia

UN POCO MÁS AL SUR

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Mis fauces hoy se orientan hacia el sur

sólo para mostrarte

que un manso hombre-lobo nunca es tal

cuando muestra la luna su tez con piel brillante,

la oscura redondez de mi deseo.

Manuel M. Barcia (todolobo)

LLUVIA, AL FIN Y AL CABO

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El agua de la fuente cristalina
y manantial

y luego torrentera,

catarata que rompe,
arroyo más que río en el caudal

y ese delta de ti
que me ahoga la sed, de amor nos entumece,

lluvia, al fin y al cabo.




Manuel M. Barcia

EL TIEMPO DE LOS PERROS ENCELADOS

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No quiero dar razón a quienes me pronombran
seductor de medio pelo....

Tengo siete canas por testigo de un adiós
a una venturosa cabellera,
el tiempo de los perros encelados

o la canícula de mí
ardiendo el hemisferio.



Manuel M. Barcia

CAMPANAS DE SILENCIO

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Hilando las imágenes de ti
voy tejiendo la piel
de lo que te reposa bajo sombra.

Tañen las campanas la urdimbre de mi voz,
resuenan los telares sin vestir
el silencio pagano,
tenaces aún las garras del poder

y la palabra, libre,
costura del poema.



Manuel M. Barcia

LA FÁBULA DE MÍ EN OTRO CANTO

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Una fila de hormigas
transporta lo insaciable
a su cueva de invierno.

Ése es el pasaje hacia el olvido,
como un lento fluir
de lo que desvanecen los recuerdos
mirándote a los ojos,
alimentando pena
y sin llanto de mí para el consuelo.

Las lágrimas son lluvia de otro canto,
escalón sin peldaños
que ascienden hasta el sol
los paraísos,

tan sólo un tragaluz
de los amantes.




Manuel M. Barcia

LO FURTIVO A PEDAZOS

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Hiéreme, sienta
mi carne tu caricia destructora.


Dámaso Alonso








Apostado en el REM
un jíbaro reduce mi memoria
sin intuir apenas
la caída en las redes de una trampa sutil.


Tu selva es ajena,
aforismo de mí cuando presiento
la noche que suaviza la verdad.


Y entonces de qué sirve
matar así los sueños,
de éste modo idear
cómo se empequeñece nuestra mente
cuando todo el vellón
es sólo una esquila cegadora,


lo que la piel aplasta
para el renacimiento del saber,


lo furtivo a pedazos.








Manuel M. Barcia

EN TU ESPEJO BRILLANTE

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Tal vez yo escuche en ti esos momentos,
lo que grita el cristal
la manifestación del no sentir
algo más que la nada.

Te recorren mis párpados los huesos
respirando la luz de tus palabras.

Tu alma resucita
y desciende amorosa
caricias de los soles lujuriosos
que la noche robó.

Indecisos aún
seguimos tras sus pasos la mirada,
la que acorta el camino hacia el sur,
partido en dos mitades

late mi corazón la oscuridad
en tu espejo brillante.


a Resp








Manuel M. Barcia

SÍ, QUIERO

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A veces es preciso ocultar
poderosas razones
que siembran con la duda la raíz
de la maledicencia.

No quiero saber yo quienes murmuran
los ecos de una voz
soterrada en el tiempo que ya fue
paráfrasis de olvido;
siquiera proferir evocaciones
con gritos de dolor
más allá del lamento.

Prefiero ser en círculos distantes
el anillo de luz que me proteja
de los canibalistas predadores.

Invítame de nuevo a descerrar
los oscuros postigos del silencio,
a ser por mí querido,

aunque lo ultraversal me atemorice
de un modo extraordinario
a mi pesar...

respóndote:
sí, quiero!




Manuel M. Barcia

REÍR

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Reír
de tu boca en el tacto,
el labio sin ponzoña

y esa lengua sin dientes
tan ávida de sed
tan salvaje el instinto
que desnuda la piel
y mortifica...

como un beso lejano.



Manuel M. Barcia

LO INCONTESTABLE

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Apenas pude oír
los pasos que guiaban tu Last Dance
hasta el silencio,
ansioso de tenerte y musitar
el gemido de ti en la muerte traidora.

Así que vamos a bailar el último baile
gritando con el eco de tu voz
un Love To Love You Baby
incontestable,

un abrazo de viento: Soul y nada.



Manuel M. Barcia

DIÁSPORA

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Hay días que resultan incompletos
que amanecen sin ti
que gritan las esquinas con tu nombre
y me faltas...

Hay brillos por la noche
que te echan de menos,
para exiliar la luz,

ya umbral de nuestro amor que inevitable sueña
lo prometido en la diáspora.





Manuel M. Barcia

ESO ESPERO

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Yo sé que la maldad

no es tan enfermiza

en los mundos distantes.

No existen holocaustos sin razón

ni portales de luz 

desventurados,

siquiera algún castigo de los dioses

que predigan el fin

y al hombre su exterminio.

Hay cíclicos milagros

y seres de otro tiempo por venir,

mutación de los saurios con lo humano

que desvanecerán

obsoletos sistemas

y épocas de rabia inexplicable,

las que fueron en mí, observatorio,

destino que señala las estrellas

sin apenas azul,

y ojos que contemplan otra vida

con cielo de cristal,

prisionera de todo corazón

que tenga en su latido otro sentir,

paciente aprendizaje del amor,

como un pulso sin queja

y sueños y esperanza y libertad

y espacio restringido a los corruptos,

terroristas, políticos, banqueros

y a todos los que ansían el poder,

o al menos

eso espero...

Manuel M.. Barcia

NUMEN DE LOS DOS

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De las fases eróticas del sueño
secuestramos la luz
haciéndonos silencio en otra realidad,
con el sexo errabundo,
sonámbulos los dos
y el éter respirando
lo inolvidable de la noche.

Descubrimos un sol
bajo universos estrellados,
tanta su densidad,
tan ardiente la lluvia primigenia,

oasis a pesar del laberinto
y el embrujo de fuego que lo anega.

Y en medio los nenúfares en flor
bautizando con lenguas adheridas
la sed del extravío en nuestro tacto.

No hicimos el amor en formas conocidas,
nupcias de quietud
fulgor en la mirada

y Afrodita despacio,
la huella en el exilio,

numen que nos delata.






Manuel M. Barcia

MÁTAME SI QUIERES

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Ya no sangra el puñal

los golpes que en tu vaina cicatrizan.

Mátame si quieres,

o alivia este dolor en la grieta del fuego,

sus temblorosas fauces que dentellan

la paz de mi desarme.

Derrama mi cadáver sobre ti,

algo con que abatirte...

Manuel M. Barcia

CARTA DE DESAMOR

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¿Te dije alguna vez
que nuestra realidad es juicio apenas
cuando el verbo confiesa palabras que han proscrito
lejos del corazón,
cuyo pulso presiente los latidos
de amor agonizante?

Es posible que no;
porque a veces los sueños
confunden los adverbios de lugar
transformando las voces de la noche
en un tenue quejido
que grita más allá de la razón
los ecos del ayer.

Sin embargo perdura
toda la insensatez
que acunó el lirismo
en nuestra intimidad,

y el tiempo hermafrodita de un reloj
derramándose oscuro
adentro de tu pelvis,
como la rebelión de un vientre sin fronteras
que ansía libertad.

Hoy escribo una carta para ti,
no hay nombre de mujer,
tan sólo mi versar destinatario
y un remite de sombra,

lacrado con el mármol de mi pecho
y el aliento en cenizas,
el labio todavía en tu calor...

(Detesto un final con letra fría, las sílabas de acero y un adiós)





Manuel M. Barcia 

ES PRECISO MENTIR

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Todo aquel que pretenda ser poeta
ha de menospreciar
románticas pasiones
con la imagen de sí
y versos de lo antiguo que conmuevan
cuando alcanza la rosa el exterminio.

Es preciso mentir
y reinventarse
de la música en flor
llorando afluentes simbolistas:

-esperma de mujer-,

lo salobre que fluye
cuando el riego no es mío,

siquiera un proyecto de elegía.







Manuel M. Barcia

EN BRAZOS DE UN ADIÓS

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Acudes hasta mí
mostrando la tibieza sensual
y el disfraz de una apuesta soñadora...

y ese labio de fresa que muerde con dulzor
la lengua en el descuido,
como un juego carnal de auténticas mentiras.

Mi boca finge un beso,
disoluto y farsante
y ávido a la vez de tu hermosura.

¿Por qué lame conmigo tu nombre de mujer
para después
tan sólo escabullirse
en brazos de un adiós inesperado?

Tus párpados cerrados no lo ven,
tras esa libertad
sueña en blanco la diosa.





Manuel M. Barcia

LA DEJADEZ DEL VERSO EN EL LAMENTO

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Resulta lamentable
recorrer
las páginas de un foro desolado,

una imagen central
con Lorca presidiendo la esperanza

y esa cárcel de luz
aislándolo del mundo
mientras pasan los días
con el advenimiento de la muerte
en cada creación.

Y así lo sucesivo,
almas en dejadez,
la voz de los que aman
silenciada por coros de pura poesía sin cantor,

inútil el versar
en el automatismo irrespirable
de tan libre condena.





Manuel M.Barcia

EL ÚLTIMO BLUES

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Azul...

y sin embargo
ruina de la noche
al despertar

tangible aún el sueño que no fue
ni vivimos
apenas

nuestro universo
casi

y las notas de un blues repetitivo
anclandote invisible,

como ecos del sur
que resucitan
los frágiles designios y el dolor
adentro del piano.





Manuel M. Barcia

SIN CAER EN LA NOCHE

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No temo tu alianza con la sombra.
Espirales de luz
serpentean con magia mis visiones.

El frío se desangra
a través del hechizo;
crepúsculos que giran te custodian
sin caer en la noche.

Puedo oír en los cánticos de diosa
la lluvia que resbala de tu llanto,
diluvios con sequías invisibles
que renacen del polvo,

acaso he de regar
las flores que te anuncian primavera
mientras sigo mirando la luna con desdén,

sin inmutarme.



Manuel M. Barcia

LA SED DE LAS PALABRAS

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No dejes de escribir, siempre decías,
como si fuese yo un manantial
de letras sempiternas,
o río en cierto modo, capaz de abastecer
los desiertos que ahogan de nostalgia
la sed de las palabras.

No tengo ya más cosas que decir,
permanece mi alma
brotando todavía el sentimiento
de aquello que quedó
sumergido y borroso
entre la senectud de tu leyenda,
el último período de mí
eclipsado en la luz
mirada de Narciso ante un espejo,

-fantasías tan sólo-

y sones de silencio que manaban
de un sueño trasnochado.

Traduciré ahora
la voz de mis adentros:
amar,
ese lenguaje tan extraño...




Manuel M. Barcia

OPUS SIN NUMERAR

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Versar lo trascendente
sin herir
el vientre donde gestan las palabras
los poemas de amor,
no sólo con requiebros invisibles
que mendigan placer
librando su memoria de ataduras,
los ardores de mí,
mientras todo es un cauce de caricias
y bálsamo en la piel.

Hablo de melodías con nombre de mujer,
de musas y universos que se tocan
a través del misterio,
de un himno enardecido,
del tenue musitar que lo silencia
si nada queda por sentir;

si esgrimo solamente una batuta
con temblor,
airadas las corcheas

y en esta muerte lenta que súbita me acoge,
profunda su raíz

cuando la sinfonía revela su destino y enmudece.





Manuel M. Barcia

SOBREVIVIRÉ

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Pobladores del sueño en mi memoria
y sobreviviré,

-alma, no lo que ya he sido-

como lluvia que cae
ingrávida, sin cielo,
y ausencia de los pájaros silentes
que remontan
en busca del vacío

y un nido de palabras donde ser
simbolismo fugaz,
renacimiento,
ahí, sólo poeta.

Habitaré un cosmos
con sombra de mí mismo
y siempre cabizbajo
el resplandor,

cada luz por su lado.




Manuel M. Barcia

MI VOZ EN EL DIARIO

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Son páginas en blanco

todo lo que se oculta, menos el gran volcán

que tan en ti se adentra.

Sé que tu vanidad

espera extraordinarios

los sucesos de luz

que fueron en nosotros profecía,

y al fin sea visible un resplandor

en lo desconocido.

Mas no sé desvelar

la intuición de la noche.

El grito puede ser un lento silabario.

Y en ciertas ocasiones, caracteres secretos

que desde lo sombrío

desnudan sutilmente las palabras,

sinónimos de amor

que arden soledades,

y tú,

como un salto al vacío,

la piel humedecida y la profanación

de un sueño en la memoria

que transcribe

mi voz
en el diario.

Manuel M. Barcia

SOMBRA

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Sombra,
y fingir que no siento tu luz
cuando toda mi sangre
fluye ausencia tan sólo...

Voces inolvidables
y el silencio
que persigue

las letras derramadas.




Manuel M. Barcia