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Ya no sangra el puñal
los golpes que en tu vaina cicatrizan.
Mátame si quieres,
o alivia este dolor en la grieta del fuego,
sus temblorosas fauces que dentellan
la paz de mi desarme.
Derrama mi cadáver sobre ti,
algo con que abatirte...
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
Degarradora la pasión que puede llegar hasta la muerte.
Un abrazo
Me gustó. Saludos.
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