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Debatiéndome hacia atrás me pregunto
qué lanzarte señalando la orilla,
qué pulso he de vencer para salvarme.
Y buscándote también
-tras el fracaso de sentirme solo-
en el linaje que me ocupa entero,
en mi soledad,
que te observa de espaldas al recuerdo,
en ojos de suicida que miran sonámbulos
las sombras de los sueños.
En tu ausencia,
en mis desgarraduras.
Pero no encuentro era imaginada
ni horas del pasado
ni conjuros de bruma que rindan las tinieblas
o que sirvan de luz en mi ceguera.
Ni siquiera en mis tramas
-que es la herencia de mis días futuros-
lo invisible es esperanza certera
en lo que el tiempo tenga.
Manuel M. Barcia
El nombre de las cosas
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Como en un filtro de palabras viejas tamiza el tiempo
la lluvia del ocaso, le da el vigor atemporal del aire
en la vaga sombra del recuerdo, vienen caba...
Hace 7 minutos
2 comentarios:
Pués,nada,lo que tenga ser....será.
Gracias por escribir tan bien, Manuel.
La luz nos pertenece. Olvidamos que siempre el todo está en nuestro interior. Por ello tantos naufragios, tanta carencia.
Te felicito
Un besobueno
Ana
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