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martes, 12 de enero de 2010

EL DÍA QUE CUMPLÍ CASI MIL AÑOS



Lo realmente difícil:
Saltar el precipicio
y alzarnos de la edad extraviada
para ser la simiente,
el surco, el sembrado,
el principio que late
los años de la infancia que murieron
en el blanco del mármol
con sílabas de honor en los vencidos

Lo que nunca es posible:
Buscar en las palabras
las raíces de un nombre
que sirva de epitafio
a los cuerpos que olvidan la memoria
en lápidas de polvo y estupideces varias

El día que cumplí casi mil años
surqué el anonimato del silencio,

y fui huella perdida entre la sombra.


Manuel M. Barcia

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