En el vórtice oculto de las sombras
recorro los perfiles de mi rostro
y fluyen soledades
a través del vacío en mi mirada
Tal vez sea transparencia en el espejo;
o acaso el destino
en recuerdos convexos
que vienen desde el sur a mi memoria
Sin embargo, hay luz tras los cristales,
y un poco más allá, casi cegados,
dos ojos invisibles avistan la esperanza
Y soy observador de mi paisaje,
contemplando al loco allí sentado
que da cuerda al reloj
con las alas de un cuco
Y sueña entre espirales del olvido
la era metafísica de mí,
el tiempo de mudez inexistente
en los gritos callados de la horas
y el vuelo cadencioso en que giraban.
Manuel M. Barcia
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