Todo es neutro en la mar
esta noche de abismo sin estrellas
que cae llena de dudas sobre el agua
La sombra de la luna
acude a visitarme
desde un cielo sin cielo, alicaída,
con el aura de luz en el olvido
Y logro con mi mente acariciarla,
y mecer su selénica figura
en océanos sin nadie
mientras iba naciendo su vientre poco a poco
Un reflejo de sol aún le acompaña
cuando llueve el olor a guerra fría
detrás de algunas nubes de aquel inmenso hongo
que surgió de la nada
con atómico estruendo
Sólo un viento de hidrógeno con ira
voló en la ecografía del silencio
sobre olas que nadan malheridas,
por las venas de un mártir,
dónde duermen los restos de un naufragio
que fueron el invierno de Hiroshima.
Manuel M. Barcia
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