TAMBIÉN SON NAVIDAD

---


Es fácil ignorarte,
pensar que acaso existes
en los ojos cerrados de la nada.

Por eso permanezco tan inmóvil,
mientras un amasijo de miseria
desgarra el corazón entre tus manos
en única esperanza.

Aunque la compasión,
los ángeles sin alas,
junto a la hipocresía,
también son Navidad

y sombras ante un dios imperturbable,
volátil y sin cielo,
anónima su luz en tierras estrelladas.

(Yo sólo soy paréntesis de un sueño,
pero sé que tus lágrimas son hambre).




Manuel M. Barcia

CON LETRA DE MUJER

---


Porque siempre se ama
con letra de mujer,

yo quisiera escribir
la inmensa lejanía que me une
con tu ardor en la piel,

poder adivinar,

si un cuerpo tan desnudo de caricias
dispone de alfabeto conocido,
o de un álbum de sueños
capaz de resumirte,
la época del frío conmigo en soledad

y luego expresarlo como algo tangible,

con signos que interrogan al temblor
y con ese susurro que me llega
mientras somos de nuevo irrealidad
en un gemido quieto

y nuestra inevitable comunión
con la lluvia que fluye de los dioses,

liturgia de la sed en tu misterio.




Manuel M. Barcia

SUEÑOS DE LUJURIA

---


Oculto con mordaza
los gemidos de ti
el grito inolvidable que resuena
detrás de los espejos.

Pretendo ser el eco de tu voz,
decir con lengua propia
palabras de placer
que fueron concebidas por tu boca
con besos migratorios
y sueños de lujuria.

Intento evitar
la huella inconfundidible de tu rostro
después de ser diálogo en la luz,
cristal en mi mirada.

Y así cada suspiro,
filtrando por la noche
las sílabas que forjan un adiós
con lenguaje de sombra.

Y tú como una esfinge,
con el alma de piedra.



Manuel M. Barcia

POR TEMOR A LA VIDA...

---


A quienes poseídos por el fuego
arden en su existencia
la pira deslumbrante del terror.

A todos los que hieren sin piedad
la esperanza de otros
para volar
en alas de la muerte.

A los que asesinan
en nombre de algún dios
por temor a la vida.

Mirad la luz del sol!,
en él hay cada día un nacimiento,
un soplo de energía que renueva
el luto del caído
y su sangre,

reclamando la herencia de lo amado,
la humana sensación de contemplar
los altísimos cielos
sin rastros de dolor,

un reflejo fraterno
del alma en su mirada,
sin ojos que teñir de justiciero,

sólo la eternidad,
tan al alcance...

y el don de transformarla en su perfil,
azul el corazón,
incluso la ceniza del aliento

si el aire amortajado lo tuviera.





Manuel M. Barcia

VOLÉ POR LO INCREADO

---


Como la noche
que asciende lentamente hacia lo eterno
pero al fin es huida.

Yo, que a la luz retorno,
árbol en Navidad,
semilla sosegada en lo que nace.

Cantaba el corazón un villancico
y niño fui en sus ecos.
Caí mi juventud dentro del aire,

volé por lo increado.



Manuel M. Barcia

EL OJO DEL NIRVANA

---


Ya no estás en el ojo del Nirvana,
sin embargo, la noche,
ramifica tu luz,
despereza la erótica del sueño
sin desnudarme apenas,
deshaciendo el calor que habita la memoria,
tu piel y nuestro tacto,
la imagen del deseo en mi retina.

La sed de tus pulsiones me acaricia
como un escalofrío implacable
que al rozarme te ahuyenta.

No es dócil el abrazo del olvido,
pero sé que  viniste.



Manuel M. Barcia

SÍ

---


Sí,
acaso nuestro amor
proviene de otra vida,
de un mundo de caricias en silencio
dónde todo era luz.
Y el verbo intimista,
espíritu sonámbulo
mientras Dios nos hacía.
Para ser universo entre los dos,
un cosmos de placer
dónde yacen los cuerpos extinguidos
y después se reinventan,
amanecen
respirando palabras
en la prosa fecunda del recuerdo,

origen del latido.




Manuel M. Barcia

ENSÉÑAME A MENTIR

---


No sé si es conveniente publicar
que el mundo no importa,
enséñame a mentir, a gritar hacia adentro,
a escuchar en la hondura de mi voz
el eco del engaño,
palabra tras palabra,
renglones de silencio que me guíen
a las dudas palpables.
Enséñame a escribir olvidos
metáforas de ti
y libros de poemas desterrados,
sus versos, alma en vilo.
Arranca de una vez
esta raíz de otoño que me apresa;
acaso pueda ser en mí de nuevo
la siembra y el instinto,
un jardín que florezca.



Manuel M. Barcia

DE MÍ EN EL DESAMOR

---


Las rimas y los versos
de mí en el desamor
y tú en el corazón de la quimera.
Como un espacio inútil
el tiempo
calló con horas lentas mi altivez,
las gestas, los fracasos
por encima de umbrías estaciones,
dónde duerme la luz
la cita con los sueños.

Allí,
insensible al dolor
renace la memoria,
todo resurrección,
blanco el recuerdo,

color inconfundible
de las nupcias
... y el éter.

De ti en mi desamor
hay siluetas tan sólo.




Manuel M. Barcia

HOMBRE-PERRO

---


a Woody, mi alma-perro.




Flotando el pensamiento en la mudez
dos círculos observan
la entrega sin especie.

La vida es compañía,
amores verdaderos sin distancia,
el hombre con el perro y viceversa.

El alma se descubre insuficiente
mientras abres los ojos de la luna
y aullas en silencio
los ecos que resuenan en su luz

y muestras con los gestos de tu cola
la frágil libertad que nos ausenta
cuando el mundo es la piel
que acaricia la noche.

Asoma el plenilunio en los sentidos
creando universos de belleza:

También yo ladraría si pudiese.




Manuel M. Barcia

ESPIRALES

---


Portar el mundo a cuestas.

Cada paso que doy
es como una huella que soporta
el tiempo que se fue,
crepúsculos de otra juventud
en la luz extinguida,
el tiempo del ayer bajo el poema,

mientras gira veloz
la vida a contravuelo,
conmigo en su caída:

el vértigo,
espirales que anochecen,

ingrávidas a veces en los sueños.




Manuel M. Barcia

SOMBRA MÍA

---


La cósmica visión que nos respira,
galaxia de mujer
en la onírica magia de los sueños.

Sombra mía,
origen de la luz,
magnética en el centro del deseo,

la fuga y resplandor de las estrellas.




Manuel M. Barcia.

ACÁ DE LO VERSAL

---


Ha vuelto a suceder.

Me idean en la sombra
unas voces que ignoro.

Guiones de lo absurdo
y páginas en blanco de otra edad
que nunca leeré,
mi pasado imperfecto.

No tengo más historia que narrar,
ni mitos, ni leyendas.

Pero el amor no sabe de retazos,
sólo mi alma se mantiene
a golpe de anhelos,
sin culpa, sin plegarias.

Aunque nadie comprenda que no es mía,
que sangra la locura de un poeta,
acá de lo versal,

luz de otoño que aviva la nostalgia
en las huellas del viento
y aurora boreal de lo que nace
tendido en las quimeras.

Por mí no os preocupéis,
hay nubes con siluetas de alimaña
y buitres que carroñan la paz del creador.

Dejadme abrir el cielo,
las órbitas del bien cuando despierte

y devorad mis sueños,
la noche os pertenece.



Manuel M. Barcia

PARA QUÉ MÁS POEMA

---


Acaso una mirada y sólo una mujer,
para qué más poema.

Amar no se conjuga en soledad,
ni siquiera en un verso.

Las raíces del fuego, la luz, su resplandor...
resumen la pasión y el deseo.



Manuel M. Barcia

POE-REFLEXIONES

---


¿Por qué la poesía desconoce
elegías sin aura
la voz de su lamento
el fin de la ilusión?

¿Cesaría su fulgor si yo muero?
¿Cabrían aún en mí las llamas de su aliento
o acaso la fragancia de su flor?

Y si los muertos sueñan...
¿Tendré la eternidad en mis adentros,
seremos siempre luz?

Quizá en este oficio que no tengo
tan sólo sea el útil, la herramienta,
la fe con con la que yo he de vivir
este mundo de piedra.



Manuel M. Barcia

NOSTALGIA DE LO FÁCIL

---


Nostalgia de lo fácil
tus sueños me rehúyen,
alivian el dolor y luego acechan
para seguir latiendo la noche interminable.

Pero a veces se hacen realidad
y los duendes alejan a las ninfas,
erosionan su piel
y el verso en mis pulsiones se refleja,

epónimo, disfraz,
ausencia en la mirada si me asomo,

la luz que te delata.



Manuel M. Barcia

ALGO ME SOBREVIVE

---


No hay tiempo que perdone
la tregua del silencio.

Aún late tu secreto en la memoria.
Y es que todo es murmullo
cuando un dios resucita
abismos de cristal
con luz al infinito.

Algo me sobrevive desde entonces;

quizá sea un halcón, que peregrino,
mi soledad pretenda,
para elevarme,
cual si fuera Ave Fénix flotando la ceniza
sobre altares de fuego,
las estrellas en mí, su evolución
y sueños extinguidos que amanecen,

o renaciendo casi
el fulgor invisible de tu cuerpo.



Manuel M. Barcia

SUEÑOS E INQUISICIONES

---


Ilustres pensamientos
inundan de verdad la poesía.

Aunque, a veces, tan sólo la falacia
sea lo vehicular,
plegaria de metáforas al vuelo

y musas que babean
sueños e inquisiciones,

crepúsculo en fuente de palabras
manando inspiración
desvergonzadamente.

Fingidor, el poeta,
dispone su papel
con sílabas de olvido.

Y pájaros de luz
le sobrevuelan.



Manuel M. Barcia

LA DERIVA DEL SOL

---


He hallado el contrahechizo a tu conjuro.
Ya no puedes volar;
tus alas
en mi luz son invisibles,

sombra de soledades en la niebla
que observan en silencio
la deriva del sol.

El cónclave furtivo
que amanece chamán
y me libera.



Manuel M. Barcia

ESTÁ LA NOCHE

---


Está la noche
prisionera de luces.
Soñando en ellas.


¿Quién si no escribiría soledad
con la letra del alba?



Manuel M. Barcia

ALLENDE LOS CRISTALES

---


Allende los cristales
diciembre como luz adormecida,
las huellas insensibles al paso del reloj,

el tiempo inenarrable por contar,

los duendes, el silencio, la nostalgia,
la magia sumergida en el papel
con palabras venidas de tu voz,
pronunciadas en blanco.

Y escucho, muy remota,
la canción que bailamos,
su música en tus labios y los míos

antes de que tu rostro fuera nieve.




Manuel M. Barcia

CAMINO HACIA LA LUZ

---


No está en tu arquelogía lo que sueño,
sino en mi corazón,
en su latir,
la incierta plenitud de la memoria
cuando yo era el viento
y tú cauce de un río inevitable
que amanece en el llanto,
-tan abierta-
resumida en calor.

Y fuimos conjunción del aire y el agua
y el vértigo desnudo de la sombra,

camino hacia la luz.



Manuel M. Barcia

LO QUE RESUENA

---


Aún resuena tu voz
la música extinguida del placer
lo inaudible del llanto.

Cabía entre mi pecho y tú
todo el fuego que arde las ofrendas
del amor sin juicio.

Rompe el aire la fiebre
y no hay resurrección,

tan sólo piel...

El labio inundará nuestro destino,
porque la lluvia cae
y juega a ser relieve de tu sombra,
mojando con su burla este desierto.

Cautiva de tu cuerpo es mi espera,
la pulsión de la noche,
espina que desclava
mientras llora

... y en nadie cicatriza.




Manuel M. Barcia

DEL ECO DE TU SER

---


Del eco de tu ser
chirrian malsonantes confidencias.

¿Quién dijo que amantes y palabras
se abrazan en secreto?
¿Acaso reclamamos libertad
cuando el sueño y la noche nos cubren con su manto?

Habita un cielo azul
debajo de tu almohada,
-elévalo-
para ensoñar el tiempo que no existe
y sin luz te abandona.

Desciende de la cima de las nubes,
ellas sí que te arrastran
si no sabes volar,

se péndulo de ti,
vaivén y viceversa.



Manuel M. Barcia

NO IMPORTA SI NO ESTÁS

---


A veces me pregunto si me ves.
Si tus ojos me guían y el deseo persiste
febril, ajeno a todo,
sin otra luz que nuestro amor a oscuras,
llanto en la enfermedad,
la pérdida palpable sin tenernos.

No hay pétalos que huelan ya en la rosa,
sin embargo, aún existes.
Pareces planearme
sangrando con tu voz mi pensamiento,
urdir de nuevo el aire con vientos de traición,

mientras arden en mí
los nudos de tu lengua
y su significado.

No importa si no estás;
es tiempo del entierro del rumor.
La verdad cristalina
con nuevas escrituras voy sembrando.

En los versos de ausentes,
serás olvido apenas,

mientras grita el poema
su propia identidad en lo perdido
el jirón de la piel
las sílabas suicidas.

Y cuando el tiempo calla,
sólo resta vivir sin la palabra,
cifrar en el silencio
a quien desaparece.

Porque sentir amor lo suma todo,
inmensa su quietud.

No hay nadie en esa nada.



Manuel M. Barcia

AYER ES EL OTOÑO

---


Escribo en los pilares de la noche
los días de nostalgia,
mientras duermen los sueños
y el frío se desnuda en el papel.

Buscábamos un mundo entre la luz,
más allá del amor
y dónde todo fuera transparente.

Y fuimos en los dos
el frondoso jardín de una trilogía:
la mariposa libre junto al árbol
y un alma singular.

Ya nadie puede ir al paraíso
ni abrazarse a sus flores.

Ayer es el otoño
cada día,
el viento sangra nieve
y soledad.





Manuel M. Barcia

CORAZÓN DE HASTA NUNCA

---


Olvido, soledad,
dos heridas que siempre cicatrizan
entre las oquedades del vacío.

Mas las horas de voz enardecida
y el ardor del poema,
ocultos en abismos de temblor,
silencio inevitable.

Y yo seré tan sólo en el espejo
tiempo de inexistencia.
Volará mi palabra entre las sombras,
igual que la memoria
gravita entre los sueños
de una luz ya extinguida:

terca-mente,
velando amaneceres de nostalgia.

Y tú en el porvenir,
corazón de hasta nunca.




Manuel M. Barcia

PARA COSER LA NOCHE

---


Sueña el cielo con días deslumbrantes

-entre las nubes-

como un viento que asoma
y genera un fulgor inadvertido.

Arrastra un arcoiris de color vacilante
que a la luz interroga

y luego entreabre
su balcón
amanece promesas silenciadas

de espaldas al amor, para coser la noche,
y el aire que no cesa de sangrar

levante sus costuras.



Manuel M. Barcia

TAN CERCA, TAN NADIE...

---


¿Cómo podría saberlo si no estás?
¿Si el instinto me dicta que no hay nadie
detrás del espejismo?

Tal vez esto que veo sea muerte,
o tu inútil silueta:
Imagen, desvarío, sinrazón,

tan cerca está el amor de la locura.



Manuel M. Barcia

EL ÚLTIMO LATIDO

---


Una vez me dijeron
que cuando no hay palabras que decir,
lo mejor es rendirse,
dejar que todo habite en el silencio.

Ojalá yo pudiera.

Ya sé que los poetas desconocen
soledades eternas,
ecos desvanecidos de memoria
cuando asoma la luz
flotando la estación de las ofrendas
con murmullos de sombra
y un tiempo sin destino.

Sin embargo, me callo,
ausencia es solamente mi excusa,

esta huella de mí
el último latido.





Manuel M. Barcia

SIN JUSTIFICACIONES

---


La búsqueda ha llegado al interior,
enfrentado a mí mismo,
anhelos que amándose se odian,
sin justificaciones.

Hay algo metafísico de ti
que a ciegas acompaña lo ilusorio,
realidades fingidas de sabernos
en un tiempo volátil,
sin saber como trepa el olvido
la herida de los sueños que no existen
con lo roto hacia adentro.

¿Quién soy en este centro ensimismado
del alma en extinción?
¿Qué fui cuando era fuego?

Amar en lo incompleto es desigual,
sólo desposesión,
sentir frío en la noche
sin cobijo.




Manuel M. Barcia

EN LA QUIETUD VOLANDO

---


Si aconteciera el viento
el aire de la calma que me calma
la luz sobre la herida
el alba tras el sueño y yo en su reflejo,
lo más claro de mí,
alzado del silencio que destruye
mientras todo es vaivén en la memoria,
reverso y agonía,
el tiempo que precede a un suspiro
y en nadie se derrama.

Si del cielo flotara el pensamiento
y este ardor en la espera
que consume mi tacto...

¿Por qué rozas mi alma sutilmente?

Tan sólo eras reclamo para huir
de mi propia existencia.
¿A qué tu empuje inútil?
Ya nada puede arder en mis cenizas,
el fuego se desploma
y con él nuestro embrujo
y también esos besos que nunca amanecieron
respirando palabras
donde vibran quietud labios enamorados.




Manuel M. Barcia

EL CONJURO DEL AIRE

---


Diosa del aire, tú,
rutilante y divina,
el himen de la luz que me aprisiona.

Preñada de mi sangre alzas el vuelo,
con las alas heridas,

sólo mitología de la noche.



Manuel M. Barcia

DE TI FLUÍA EL MAR

---


De ti fluía el mar
tan intenso oleaje,
los ancestros fluviales del cristal.

Abismada en el vientre
donde fue torrentera el diluvio,
tu piel estaba en mí,
naufragando un abril irremediable,

marea de mi cuerpo.



Manuel M. Barcia

EL EMBRUJO DE TI

---


Mientras arde la luz
la raíces del sueño
el embrujo de ti
lo que me pertenece.

Tan sólo soy afluente de la lluvia, laberinto sin nadie
soledad
un verso calcinado,
vértigo y temblor,

un istmo de quietud a la deriva.




Manuel M. Barcia

AXIOMA DE FE

---


El sueño de alcanzar cotas divinas
no es verdadero

pero existe, lo sé...

Filosofía de silencio
en voces que no cesan

mientras Dios es un punto de partida
como axioma posible.




Manuel M. Barcia

PLÁCET POST MORTEM

---


No es hora de anhelar amaneceres,
sueñas lejos de mí

mecida por temblores.

Mañana, la luz y tú desnuda
frente al mundo.

El génesis de ti

y el frío que pronuncia los inviernos
en la noche proscrita

y las madreselvas.



Manuel M. Barcia

DEL TIEMPO QUE VIVÍ

---


Del tiempo que viví
elijo la blancura sin materia,
esta imagen de un dios
soplando entre las nubes tu memoria.

Prefiero suponer que nunca has sido,
acaso sólo fueras viento en mí
y del cielo la brisa
que airea los instantes de lo amado.

Y es que si pienso en ti
nunca podré saber por qué no estás,
por qué ya mi destino se ha cumplido

sin nadie a quien soñar
eternamente.




Manuel M. Barcia

LA SENCILLEZ DEL AGUA

---


Relámpago en la luz que te sustenta
subí hasta tu cielo,
metáfora de adviento en el amor,
ingrávido el placer mientras se fuga.

Y tú, hacías brotar
la sencillez del agua.




Manuel M. Barcia

TIENEN RAZÓN LOS LOCOS

---


Tienen razón los locos
cuando evocan la idea en la cordura
sin más implicaciones
que su propio soñar.

Los sueños no contemplan disciplinas,
-la luz, servidumbre de algo, la sombra-
el extracto del tiempo en la quimera
pretendiendo ser vuelo del recuerdo,

acaso la distancia que los une
al ciego iluminar del pensamiento
en tan puro delirio,

como el fulgor cimero
que aleja del presente lo vacío,

allí donde la vida los trasciende.



Manuel M. Barcia

¿QUÉ DIOSES ME CONDENAN?

---


Mis latidos se extinguen

en otro corazón.


¿Qué dioses me condenan?

Hay ciclos que se cierran,
palabras que dejamos de nombrar
en la costumbre.

No hay barro que amasar
cuando el alma se agrieta.

Yo elijo las estatuas
los pies a ras de tierra
o un cielo colmado de palomas.

¿Y que será de ti
mientras arden la fe mis confesiones?

Un rito de memoria nos cobija.



Manuel M. Barcia

¿POR QUÉ FINGIR AMOR?

---


Asciende por la escala musical
un nota de Mi
ardiendo melodías de silencio.

¿Por qué fingir amor
si es tu calentura lo que quiero?

Seamos el abrigo del invierno
y su llanto y su risa,
mientras grita el placer
los arpegios de fuga en nuestro canto.

Seamos el temblor de lo prohibido
cuando el fuego reclame
la música en tu orilla

y en ella mi deseo.



Manuel M. Barcia

CREPUSCULARMENTE

---


C
r
e
p
u
s
c
u
l
a
r
m
e
n
t
e


Así desbroza el tiempo la palabra
en la luz donde muero.

Vivízla ahora vosotros
sobre mi arqueología,

leve, sílaba, viento...



Manuel M. Barcia

VENDRÁS!...

---


Deshojo margaritas
jugando al sí-me-quiere con ventaja.

Vendrás, vendrás, vendrás...

Al fin la primavera es mi destino
y el azar tu deseo inconfesable.



Manuel M. Barcia

DESAMOR

---

A veces, desamor,
resulta ser un arma de dos filos,

el útil necesario para untar
besos en mantequilla
con apenas el roce de unos labios
de ceniza y salitre,

o el hiriente puñal
que sangra un divorcio en el juzgado
con jirones del alma en la memoria.

Escribo tu epiafio en son de paz,
un verso a vuela pluma
de ti en mis arrebatos de pasión

desposado civil,
ya desarmado

y un augurio invasor:
lo amado nunca muere,
revive solamente.



Manuel M. Barcia

ORIGEN

---


Eras el presagio de la luz
y edad del resplandor en la materia
que la pasión resume.

Éramos el grito incesante del origen,
corazón de algún dios
latiendo en el osario de la espera.

No había eternidad en nuestro pacto,
- allí la vida entera es amenaza -
y el mundo a veces gris, intolerante,
como un nido de amor desalojado
que unidos construimos en la noche.

Tal vez aún sea pronta la estridencia,
el eco de la música que aturde
promesas sin principio,

tu sombra ennegrecida en el espejo
cuando al fin resucite
la imagen de la nada.

Y ardemos, sin embargo,
los dos a duermevela.




Manuel M. Barcia

LA HERIDA DE LA MUERTE

---


Has plegado la piel
bajo el fuego que mana de la lluvia.

Casi puedo sentir
la herida de la muerte
desatando los lazos de tu vida,

partículas del aire, la niebla, el resplandor...

antes de penetrar
el vientre ya vencido.




Manuel M. Barcia

EMBOSCADO DE LUNA

---


Estoy conmigo mismo,
tan pleno como un círculo de luz
emboscado de luna.

Sin embargo, tan sólo pienso en ti,
a tu sombra cosido,
perfilando tu piel
con hondos tatuajes de ternura.

Pero nadie respira junto a la soledad
que cubre los sudarios del olvido,

acaso tú
devoras corazones.




Manuel M. Barcia

MUSARAÑA

---


Tengo una musaraña en los adentros,
que me piensa, me abstrae,

la memoria de ti,

como un tiempo remoto de las luces que urdieron
el fuego y la pasión
en las alas efímeras del viento,

la inmensidad desierta
que aún destella el aire

mientras vuelan los pájaros esquivos.



Manuel M. Barcia