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No hay tiempo que perdone
la tregua del silencio.
Aún late tu secreto en la memoria.
Y es que todo es murmullo
cuando un dios resucita
abismos de cristal
con luz al infinito.
Algo me sobrevive desde entonces;
quizá sea un halcón, que peregrino,
mi soledad pretenda,
para elevarme,
cual si fuera Ave Fénix flotando la ceniza
sobre altares de fuego,
las estrellas en mí, su evolución
y sueños extinguidos que amanecen,
o renaciendo casi
el fulgor invisible de tu cuerpo.
Manuel M. Barcia
En este teatro de sombras dócilmente sangrantes
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Sabes que la locura es un Dios
No es desatino, sino revelación:
El único pecado que ilumina
En este teatro de sombras dócilmente san...
Hace 21 minutos
1 comentario:
Espero que el año próximo sea tan fructífero como éste, y que sigas deleitándonos.
Un fuerte abrazo
marian
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