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Olvido, soledad,
dos heridas que siempre cicatrizan
entre las oquedades del vacío.
Mas las horas de voz enardecida
y el ardor del poema,
ocultos en abismos de temblor,
silencio inevitable.
Y yo seré tan sólo en el espejo
tiempo de inexistencia.
Volará mi palabra entre las sombras,
igual que la memoria
gravita entre los sueños
de una luz ya extinguida:
terca-mente,
velando amaneceres de nostalgia.
Y tú en el porvenir,
corazón de hasta nunca.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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Del grillo que canta por las noches
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Hace 6 horas
2 comentarios:
escucho el vuelo de tu palabra y hace desaparecer las sombras. Bello poema. Saludos
Soledad, olvido, nostalgia: palabras para un nunca demasiado sin término.
¿No sería mejor el vacio absoluto?
Un abrazo, Manuel.
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