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Ya no estás en el ojo del Nirvana,
sin embargo, la noche,
ramifica tu luz,
despereza la erótica del sueño
sin desnudarme apenas,
deshaciendo el calor que habita la memoria,
tu piel y nuestro tacto,
la imagen del deseo en mi retina.
La sed de tus pulsiones me acaricia
como un escalofrío implacable
que al rozarme te ahuyenta.
No es dócil el abrazo del olvido,
pero sé que viniste.
Manuel M. Barcia
Hijos de la lluvia(dedicado a Galicia)
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Hijos de la lluvia y del verdor amable de los montes,
pacientes como un río lento y firme que transita sin premura
entre arboledas frondosas, cabalgan...
Hace 14 horas
2 comentarios:
Felices Fiestas Manuel!!!!!!!
También yo te deseo lo mejor, Leticia.
Felices Fiestas.
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