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En esta libertad que nunca muere,
fluyendo sobre mí,
-tan clandestina-,
acaso soy aliento,
el aire apetecido que reclamas
abriendo el corazón,
mientras vientos del norte amanecen
la edad de las palabras somnolientas
y tú,
apenas página en el sueño,
verso antiguo y la piel donde acunar
milenarios poemas,
incapaces de alzar un firmamento
para sobrevivir,
igual que un astronauta sus visiones.
Manuel M. Barcia
El mar de la noche
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Hay en tu rostro una herida donde las sílabas en calma
se adormecen como barcos sin un mar que los agite.
Riela la lluvia bajo el farol, allí se ref...
Hace 5 horas
2 comentarios:
Manuel, sí, ahora es grandioso y tuyo por completo.
Concha dixit.
Gracias por decírmelo, mar.
Un abrazo.
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