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Campanas, doce uvas y un deseo,
la música en el fruto de la vid
que pacta con el labio
tu luz envejecida.
De aquel lento presente
resonaban los ecos del reloj
contigo en lo inaudible de la esfera.
Acaso fuera el pulso de la noche
y dos amores juntos
latiendo su existir
más allá de los tiempos que renacen
en las nuevas ofrendas,
como ese tiempo en flor de algunos calendarios,
deshojando hacia el sur
los girasoles.
Manuel M. Barcia
La sobriedad intelectual
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La sobriedad espiritual
Es un segundo de inocencia
Descubriendo la intelectualidad
Del grillo que canta por las noches
Noches de luna ll...
Hace 8 horas
2 comentarios:
Leo este poema y
escucho campanas,
saboreo las uvas,
miro a hurtadillas un reloj,
me emocióna ese latir...
Y por fin diviso
al sur esos girasoles.
El año empieza bien.
Un abrazo. Mavi
Gracias por ser voz del año nuevo, Mavi.
Un abrazo
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